Liderar como si nadaras: cómo la natación moldea la forma de liderar
- Camila Andrea Forero

- 22 jul
- 2 Min. de lectura
Durante 8 años practiqué natación semiprofesional. Era disciplina, repetición, técnica… pero también era pausa, conexión y escucha interna. Con el tiempo, el agua se convirtió en un espejo: de mis emociones, de mis ritmos, de mis límites y posibilidades. Un día, saliendo de la piscina, pensé: “Liderar también es esto”.
En el mundo empresarial, solemos liderar como si estuviéramos siempre “a flote”: resolviendo, inspirando, empujando. Pero ¿y si lideráramos como se nada?
1. Respira antes de sumergirte
Antes de lanzarnos a un proyecto, una conversación difícil o una decisión importante... ¿nos damos el espacio para respirar profundo? En natación, contener la respiración sin haberla tomado primero genera ansiedad y caos. En liderazgo, lo mismo: un líder consciente no reacciona, respira, observa, y luego actúa.
2. Encuentra tu ritmo, no el de otros
Copiar el estilo de otro nadador solo entorpece tu avance. La eficiencia viene cuando sincronizas tus movimientos con tu energía. En las organizaciones, hay mil estilos de liderazgo: agresivo, participativo, visionario. Pero el liderazgo consciente encuentra su propia cadencia, y desde ahí inspira.
3. Entrena con intención, no solo por resultado
Los grandes nadadores repiten los mismos movimientos mil veces, no para ganar, sino para dominar su técnica. En el mundo de las organizaciones, podríamos hacer lo mismo: cultivar la escucha, la presencia, la empatía… no para aparentar “liderazgo”, sino para encarnar liderazgo.
4. A veces no ves el fondo,
pero sigues nadando
El agua puede ser turbia. No siempre ves hacia dónde vas, pero sabes que cada brazada te mueve. Liderar en tiempos de incertidumbre requiere esa misma confianza interior. No siempre necesitamos el mapa, sino la confianza de avanzar con conciencia.
Salir del agua, como cerrar un ciclo, deja una sensación de renovación. Así también cuando lideramos desde la presencia, no desde el ego, transformamos no solo resultados... sino relaciones, culturas y futuros posibles.
¿Y tú? ¿Qué prácticas —como nadar, escribir, caminar— te enseñan sobre liderar? Me encantará leer tu perspectiva.

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